En esta época del año, las fuerzas opositoras en la primera semana de Adviento se acercan espacialmente al cuerpo humano, pretendiendo distorsionar las percepciones y por tato el contacto del hombre con el mundo, corriendo el riesgo de perder el sentido interior de independencia, la capacidad de “erguirse”, lo que puede conducirnos a una enorme desesperación interior debido a este sentimiento de no encontrarse como “Ser Humano”.
Para no sucumbir, es necesario desarrollar receptividad en el alma de las fuerzas cósmicas relacionadas con la equidad, la justicia cósmica que se refleja en el karma del mundo expresándose en la naturaleza y en el ser humano, encontrando así reflejo en el karma individual.
Karma individual que solo fue posible cuando el ser humano se irguió y comenzó a usar sus manos para trabajar, la verticalidad liberó nuestras manos…