REEDUCANDOME
El camino de la re-educación y la auto-educación se ha vuelto una necesidad en nuestra época. Vivimos inmersos en una dinámica de reacción constante, donde predomina el impulso inmediato y no la presencia consciente. Desde ese lugar reactivo, actuamos movidos por la velocidad, la inestabilidad emocional y los extremos de la polaridad humana: pasamos de la euforia a la apatía, del entusiasmo a la tristeza.
Cuando logramos educar nuevamente nuestra manera de estar en el mundo, cuando cultivamos la capacidad de detenernos, observar y sentir, comienza a emerger nuestro ser. Comenzamos a sabernos vivos. Esta cualidad humana no niega el dolor ni busca huir de él, sino que lo integra como parte esencial del vivir, junto con la alegría y la belleza de los encuentros cotidianos.
Re-educarnos es aprender a crear conscientemente nuestro futuro, con la serenidad de quien sostiene el dolor sin romperse y celebra la alegría sin perderse en ella. Es volver a habitar la vida con hondura, con presencia y con el gozo de sentir, plenamente, lo que significa ser humano.



